La crema de calabaza es un plato que encanta por su suavidad y textura aterciopelada. Su sabor dulce y delicado se complementa perfectamente con el toque salado del queso de cabra y el crujiente de las semillas tostadas. Además de ser muy sencilla de preparar, esta receta es ideal para cualquier época del año. A continuación, te guiaré paso a paso en la preparación de esta deliciosa crema de calabaza con queso de cabra y semillas crujientes, un plato que seguro se convertirá en uno de tus favoritos.
Para esta receta necesitarás los siguientes ingredientes:
Lo primero que haremos será preparar la calabaza. Para ello, limpia bien la calabaza bajo el agua. Una vez lista, córtala en trozos medianos. Si has elegido una calabaza mediana, asegúrate de que los trozos sean más o menos del mismo tamaño para que se cocinen de manera uniforme. Esto hará que, al momento de triturar la calabaza, obtengas una textura suave y homogénea.
En una olla grande, calienta un chorrito de aceite de oliva a fuego medio. Añade la cebolla cortada en trozos y los dientes de ajo enteros o picados según prefieras. Cocina lentamente, removiendo ocasionalmente, hasta que la cebolla se vuelva transparente y los ajos desprendan su aroma característico.
Una vez que la cebolla y el ajo estén bien dorados y tiernos, agrega los trozos de calabaza a la olla. Cocina por unos minutos mientras remueves todo, permitiendo que la calabaza se impregne con los sabores del ajo y la cebolla. Después de unos 5 minutos, agrega el caldo de verduras. Asegúrate de que el caldo cubra todos los ingredientes, si es necesario, añade un poco más. Lleva a ebullición, luego reduce el fuego y deja cocer a fuego lento durante 20-25 minutos, o hasta que la calabaza esté completamente tierna.
Cuando la calabaza esté completamente cocida, es el momento de triturar todo. Puedes usar una batidora de mano directamente en la olla o verter el contenido en una batidora tradicional. Tritura hasta obtener una crema suave y sin grumos. Este es el paso clave para que la crema tenga esa textura sedosa que la caracteriza.
Una vez triturada la calabaza, devuelve la crema a la olla si usaste una batidora externa. A fuego bajo, añade la nata para cocinar. Remueve bien hasta que la nata esté completamente integrada y la crema adquiera un tono más claro y una textura aún más cremosa. Prueba y ajusta de sal y pimienta al gusto. Si te gusta un toque más especiado, también puedes añadir una pizca de nuez moscada o pimentón dulce para darle un sabor más profundo.
Mientras la crema está a punto, es el momento de preparar las semillas crujientes. En una sartén pequeña, calienta un chorrito de aceite de oliva a fuego medio. Añade las semillas de calabaza o girasol (según prefieras o tengas disponible) y saltéalas durante unos 3-5 minutos, removiendo constantemente para que no se quemen. Las semillas estarán listas cuando estén doradas y crujientes. Este paso es muy importante, ya que las semillas le aportarán una textura y un contraste de sabor único a la crema.
Una vez que la crema esté lista y las semillas estén crujientes, es el momento de emplatar. Sirve la crema en platos hondos o cuencos y desmenuza generosamente el queso de cabra por encima. Este queso, con su sabor intenso y ligeramente ácido, combina a la perfección con la dulzura de la calabaza. Además, agrega una buena cantidad de semillas crujientes sobre cada porción para aportar ese toque crocante que hará la diferencia.
Si te gusta, puedes añadir un chorrito de aceite de oliva virgen extra sobre la crema antes de servir para darle un toque final. Y, si eres amante de los contrastes de sabor, unas hojas de hierbas frescas como el perejil o el cilantro pueden dar un frescor adicional al plato.
Variedad de calabaza: Existen diversas variedades de calabaza, algunas más dulces que otras. La variedad "butternut" o calabaza moscada es ideal para este tipo de cremas por su sabor suave y ligeramente dulce. Si tienes acceso a otras variedades, no dudes en probar con diferentes tipos para encontrar la que más te guste.
El queso de cabra: Si bien el queso de cabra es el más recomendado por su sabor intenso que contrasta con la calabaza, también puedes experimentar con otros tipos de queso, como el queso feta o el queso crema. La clave está en utilizar un queso con un sabor fuerte que equilibre la dulzura de la calabaza.
Semillas crujientes: Las semillas de calabaza o girasol son las más comunes, pero también puedes utilizar almendras laminadas o nueces picadas si quieres darle un toque diferente a la receta. Solo asegúrate de tostarlas bien para que mantengan su crujiente al momento de servir.
Acompañamientos: Esta crema es un plato muy versátil que se puede acompañar con pan crujiente, como una baguette o tostadas de pan integral. Unas gotas de aceite de oliva con especias sobre el pan pueden llevar la experiencia gastronómica al siguiente nivel.
La crema de calabaza es una receta clásica, pero tiene muchísimas variaciones dependiendo de los gustos personales y la región donde se prepare. Aquí te presento algunas ideas para que puedas personalizar este delicioso plato:
Crema de calabaza con zanahoria: Puedes añadir zanahorias a la mezcla de calabaza para un sabor más dulce y un color más vibrante. Solo debes cocinarlas junto a la calabaza en el caldo y triturarlas al final.
Con calabacín: Otra variante popular es añadir calabacín a la crema. Esto le dará una textura aún más suave y un sabor ligeramente más fresco.
Con especias: Para aquellos que disfrutan de los sabores especiados, una pizca de curry, jengibre o incluso comino pueden dar un toque exótico a la crema de calabaza. Estas especias combinan muy bien con la dulzura de la calabaza y aportan profundidad al plato.
Sin nata: Si prefieres una versión más ligera, puedes prescindir de la nata. La calabaza por sí sola ya ofrece una textura cremosa, por lo que no es necesario añadir nata si buscas una opción más liviana.
Con esta receta de crema de calabaza con queso de cabra y semillas crujientes, tienes un plato delicioso, reconfortante y lleno de sabor que puedes disfrutar en cualquier ocasión. La combinación de la suavidad de la calabaza, el toque intenso del queso de cabra y el crujiente de las semillas es simplemente irresistible. ¡Anímate a probarla y sorprende a tus seres queridos con un plato lleno de texturas y contrastes!
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